Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Macabeos 1, 27-58

27 El recién casado entonó un canto de dolor, sentada en el lecho
nupcial, la esposa lloraba.

28 Se estremeció la tierra por sus habitantes, y toda la casa de Jacob
se cubrió de vergüenza.

29 Dos años después, envió el rey a las ciudades de Judá al Misarca,
que se presentó en Jerusalén con un fuerte ejército.

30 Habló dolosamente palabras de paz y cuando se hubo ganado la
confianza, cayó de repente sobre la ciudad y le asestó un duro
golpe
matando a muchos del pueblo de Israel.

31 Saqueó la ciudad, la incendió y arrasó sus casas y la muralla que la
rodeaba.

32 Sus hombres hicieron cautivos a mujeres y niños y se adueñaron
del ganado.

33 Después reconstruyeron la Ciudad de David con una muralla
grande y fuerte, con torres poderosas, y la hicieron su Ciudadela.

34 Establecieron allí una raza pecadora de rebeldes, que en ella se
hicieron fuertes.

35 La proveyeron de armas y vituallas y depositaron en ella el botín
que habían reunido del saqueo de Jerusalén. Fue un peligroso lazo.

36 Se convirtió en asechanza contra el santuario, en adversario
maléfico para Israel en todo tiempo.

37 Derramaron sangre inocente en torno al santuario y lo profanaron.

38 Por ellos los habitantes de Jerusalén huyeron; vino a ser ella
habitación de extraños, extraña para los que en ella nacieron, pues sus hijos
la abandonaron.

39 Quedó su santuario desolado como un desierto, sus fiestas
convertidas en duelo, sus sábados en irrisión, su honor en desprecio.

40 A medida de su gloria creció su deshonor, su grandeza se volvió
aflicción.

41 El rey publicó un edicto en todo su reino ordenando que todos
formaran un único pueblo


42 y abandonara cada uno sus peculiares costumbres. Los gentiles
acataron todos el edicto real

43 y muchos israelitas aceptaron su culto, sacrificaron a los ídolos y
profanaron el sábado.

44 También a Jerusalén y a la ciudades de Judá hizo el rey llegar, por
medio de mensajeros, el edicto que ordenaba seguir costumbres extrañas al
país.

45 Debían suprimir en el santuario holocaustos, sacrificios y
libaciones; profanar sábados y fiestas;

46 mancillar el santuario y lo santo;

47 levantar altares, recintos sagrados y templos idolátricos; sacrificar
puercos y animales impuros;

48 dejar a sus hijos incircuncisos; volver abominables sus almas con
toda clase de impurezas y profanaciones,

49 de modo que olvidasen la Ley y cambiasen todas sus costumbres.
50 El que no obrara conforme a la orden del rey, moriría.

51 En el mismo tono escribió a todo su reino, nombró inspectores
para todo el pueblo, y ordenó a las ciudades de Judá que en cada
una de
ellas se ofrecieran sacrificios.

52 Muchos del pueblo, todos los que abandonaban la Ley, se unieron
a ellos. Causaron males al país

53 y obligaron a Israel a ocultarse en toda suerte de refugios.

54 El día quince del mes de Kisléu del año 145 levantó el rey sobre el
altar de los holocaustos la Abominación de la desolación.
También
construyeron altares en las ciudades de alrededor de Judá.

55 A las puertas de las casas y en las plazas quemaban incienso.

56 Rompían y echaban al fuego los libros de la Ley que podían hallar.

57 Al que encontraban con un ejemplar de la Alianza en su poder, o
bien descubrían que observaba los preceptos de la Ley, la decisión del rey
le condenaba a muerte.

58 Actuaban violentamente contra los israelitas que sorprendían un
mes y otro en las ciudades;